11.6.06

estudio en anatomía

ahora
no es nada
pero ¡entonces!

el blanco
del telgopor
una sábana
diminuta para la muerte

una sábana de dos placitas
tamaño animal
doméstico

la noche anterior
elegimos un sapo
uno gordo
que comía los bichos de la galería

venían en verano
los bichos enfermos de luz
mareados
los sapos verdes
llegaban un poco más tarde
se corría la voz
venían a cenar

esto no es por matar
es por la ciencia
¿lo entienden?

las niñas siempre
quieren ver sangre
aunque asuste un poco

el formol llenó el aire
durmió al sapo
crucificado en la blancura
con alfileres

y a nosotras
un poco

íbamos fascinadas
cristo batracio
rey de los anfibios
jesús nuestro de jugar
cada día

respiraba
con el vientre abierto
la sangre negra
rarísimo de espesa

fuimos aprendiendo
mejor que en los libros

vimos el corazón
latir desde adentro
sus huesitos de cangrejo
y en las tripas
insectos enteros

después matarlo
fue una tontería

la naturaleza
se ofrecía
distante y pálida

nosotras dormimos bien
esa noche
y las siguientes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

solo puedo decirte que sos mi poeta favorita. Y me haces recordar cosas increibles como si hubiesemos vivido en un mundo magico juntas.

Anónimo dijo...

está re bueno el poema... yo quiero vivir un ratito con las dos...

martincito

Anónimo dijo...

me gustó este poema. tendrías que hacerle un par de correcciones, sobre todo en los cortes de verso. y en la elección de un par de palabras.

eduardo dijo...

En el laboratorio de Anatomía, los cuerpos o cadáveres se llaman preparados o preparaciones, nunca cuerpos o cadáveres. Al principio uno se cuestiona, incluso moralmente, si lo que está haciendo está bien. Si no se lo cuestiona, por lo menos se impresiona, y la imagen persiste en la memoria.
El poema es bellísimo. Y en su fluir se deja llevar al sitio en el que ya no hay censura, y sí aceptación de lo sensible.
Todos tenemos, por lo menos, un sapo en la retina.

Eduardo Mileo